viernes, 28 de agosto de 2009

Tipos de jefes






Si eres asalariado, mileurista, currante, explotado, mancebo, obrero, esclavo o como quiera que te guste llamarte en tus ratos de euforia sindical y quieres ahorrarte más de una sorpresa cuando acabe tu precario contrato de prácticas, presta mucha atención.

1. El protector. Lo reconocerás desde tu primer día de trabajo, puede incluso que en la misma entrevista si resultas ser tú el que andaba buscando. Lo primero que hará será rodearte los hombros con su brazo mientras tranquiliza tus nervios con palabras de aliento. Se mostrará entusiasta con tus progresos e ignorará tus fracasos, conviertiéndote enseguida en su mano derecha. Te mimará hasta el punto de convertirte en el punto de mira del resto de empleados, en el tema central de sus cuchicheos. Te convertirá en "el nuevo". Pero esto no durará mucho. En el momento que más cómodo te sientas, que más consentido te tenga, tu jefe te abandonará a tu suerte en la arena, entre las fieras. Pronto quedarás relegado al oscuro rincón donde te criticaban los demás a tus espaldas y observarás horrorizado como aquel brazo protector rodea los hombros de "el nuevo".

2. El simpático. O el lobo escondido en una piel de cordero.Desde el mismo momento en que entra en al oficina, una sonrisa de oreja a oreja se dibuja en su cara. Saluda efusivamente a todos sus subordinados, interesándose por la salud de sus esposas y sus maridos, sus padres y sus madres, sus hijos y sus hijas; comentando las mejores jugadas del partido que echaron la noche anterior en la tele. Es un individuo que cae bien por defecto, alguien a quien puedes mirar a los ojos mientras mantienes una conversación en el desayuno, alguien que no perderá una oportunidad de invitarte a unas cañas al salir del trabajo, alguien, en definitiva, en quien confiar. Y lo peor es que terminas confiando. Si lo haces, prepara tu espalda para la puñalada y vete rellenando los papeles del paro.

3. El cobarde. Este es un impresentable que anda siempre de acá para allá poniéndote a parir, llamándote vago a tus espaldas, contándole miserias a los dueños de la empresa en las cenas que organiza el fin de semana para untarse el culo de baselina. Pero no los tiene. No tiene cojones de decírtelo a la cara. Cuando cometes un error, se calla. Cuando le preguntas qué es lo que has hecho mal, no te responde. Se lo guarda en su cabeza transtornada por una triste infancia para soltarlo luego a los cuatro vientos. Cuando ya es demasiado tarde, cuando encuentras sobre tu mesa la carta de despido y decides ir a hablar con él, mira para otro lado. Todos conocen la razón de tu despido.. todos menos tú.

4. El incomunicativo. Similar al cobarde salvo en que no le cuenta nada a nadie. No te ayuda cuando tienes un problema. No te da consejo. No propone cursos de formación. No te da una palmadita en la espalda ni te grita desde su despacho. Te despide y punto. Nadie se enterará jamás de sus motivos.

5. El estresado. Ninguna otra persona en este planeta tiene tanto trabajo como él. Ni los demás jefes, ni los ejecutivos, ni los inversores, ni la directiva. Nadie. No le gusta delegar. Está tan preocupado por su propio trabajo que termina descuidando su plantilla. Quizás sea el mejor que te puede tocar, así podrás pasar muchas horas perdiendo el tiempo en internet y ni se enterará. Con tanto trabajo algún día cometerá un error y terminarán despidíendolo a él, así que lo mejor es que sigas leyendo.

6. El moderno. Este es una especie rara, difícil de encontrar, de la nueva escuela, recién salido de la facultad y con un millón de masters en metodología empresarial a sus espaldas. No dicta órdenes, no echa broncas, no ridiculiza, no grita, somete a votación justa y democrática cualquier decisión que te afecte, cualquiera salvo una: tu despido. En la cola del paro descubrirás que era sólo apariencia, un raído disfraz de snob que enmascara sus ansias de poder.

7. El cabrón. El peor de todos sin duda. Es un tirano, un cacique que disfruta de su propio poder que usa sin piedad para hundir tu carrera desde el mismo momento en que comienza. Le llevarás el café mientras él te convierte en escoria ante los demás, le harás los apaños de su casa después de haberte gritado treinta veces en un mismo día, lo llevarás al campo de golf cuando su coche esté en el taller para luego ser víctima de su despotismo. Jamás llegues tarde a tu puesto de trabajo, jamás discutas una orden suya, jamás intentes aparentar que sabes más que él o conocerás la ira y la venganza de primera mano. Es un cabrón con todas la letras y si te lo tropiezas, más te vale ir presentando la carta de dimisión antes de que él acabe contigo.

Puede que alguien eche en falta un 'jefe ideal' dentro de esta clasificación. Siento ser yo el que a estas alturas tenga que abrirle los ojos, pero no viene mal que sepa que los reyes magos y el ratoncito pérez tampoco existen.

5 comentarios:

  1. Me sorprenden cada día muchachos.
    Cuanta sabiduría hay en este blog.

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  2. si, y cuanta violencia implícita tb che...

    tomen un "nervocalm" o mejor: una garompa
    y obvio, sigan escribiendo.

    Sus palabras me llenan cada vez más y me tiento para llamarlos, en vez de plancheros, hermanos.


    saludos y sigan así

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  3. En este blog no hay sabiduría, lo que hay es mucho plagio y mucha cara dura. A ver si aprenden a citar al autor y likear la fuente original después de el brutal copypaste.

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  4. miguel, no se si hay sabiduria o no en este blog, pero podrìas haber dicho las cosas de otra manera, no?

    si fuese el caso que tengas razón, sería correcto sí, coincido, que se cite a la fuente.

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  5. A ver Miguel, si aca no hay sabiduria laboral no se donde la hay.

    Te aconsejo que te busques un anotador una birome y comiences a aprender un poco pq asi te estas convirtiendo en un VIRGO !!!

    Saludos y q la pases bien...

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